HISTORIA DEL BARRIO
						Olivos (ex Paraje de los Olivos, Punta de los Olivos y 
						más tarde Puerto de la Punta de los Olivos) es un barrio 
						situado en el partido de Vicente López, provincia de 
						Buenos Aires, Argentina, la cual se encuentra en el 
						primer cordón del Gran Buenos Aires. Dista 22 kilómetros 
						del centro de la Ciudad de Buenos Aires.
						
						Limita con las localidades de Martínez (partido de San 
						Isidro) al norte, Munro al oeste, La Lucila al este y 
						Vicente López y Florida al sur, si bien a efectos 
						legales y de catastro todo el partido de Vicente López 
						conforma una única ciudad homónima. Algunos de los 
						barrios no oficiales que lo integran son Olivos Golf, 
						Olivos Bajo, Olivos Roche, Olivos Center, Loma de Roca y 
						Barrio Gándara. 
						La historia de Olivos se remonta al 19 de febrero de 
						1770, fecha que figura en el acta del Cabildo de la 
						Ciudad de Buenos Aires y que registra el primer nombre 
						que recibió la zona, Paraje de los Olivos. Más tarde, en 
						1860, Hernán Wineberg donó una parte de sus tierras para 
						que el Ferrocarril Central Argentino construyera un 
						apeadero, el cual se inauguró en 1863 y hoy es la 
						estación Olivos del Ferrocarril General Bartolomé Mitre. 
						
						En 1995 se inauguró un tranvía turístico, Tren de la 
						Costa, que corre sobre un ramal clausurado del 
						Ferrocarril General Bartolomé Mitre. Posee tres 
						estaciones en el área de Olivos, dos de las cuales son 
						además centros comerciales.
						
						En la década de 2005-2015 se han generado 
						emprendimientos de torres de primer nivel desde 
						Libertador y General Paz hasta La Lucila. Una década de 
						boom inmobiliario en el corredor de Libertador, en 
						Olivos y Vicente López, hay departamentos lujosos que 
						alcanzan los valores de Puerto Madero.2
						Quinta Presidencial de Olivos
						El 20 de mayo de 1941 la Corte Suprema de Justicia 
						resolvió que se llamara así a la residencia actual del 
						Presidente de la Nación (más comúnmente llamada Quinta 
						de Olivos) cumpliendo con el deseo de Carlos Villate 
						Olaguer quien al fallecer en 1918 dejó escrito en su 
						testamento que donaba al Estado Nacional la granja en la 
						que había vivido tanto él como su tatarabuelo el virrey 
						Antonio Olaguer Feliú para que se la utilizara con el 
						mencionado fin.